UNIVERSIDAD CATÓLICA
DOCTORADO EN FILOSOFÍA
DARWIN JIJÓN LARCO
Marzo, 2003
1. ¿Cómo caracteriza el materialismo histórico en la sociología de Marx?
En su significado teórico crítico-filosófico, el marxismo ha llevado a cabo su teoría acerca de la realidad mediante una crítica radical del idealismo y del materialismo mecanicista, realizando una verdadera superación de uno y otro, y que por ser una verdadera “superación dialéctica” no se ha de entender como un “eclecticismo o amalgama de ambos”, sino como una originaria reexposición teórica de la realidad. “El naturalismo realizado, o humanismo (expresión con la que Marx designa la interna relación originaria, entre la “naturaleza” y la “actividad-productiva” o trabajo como expresión de ser del hombre), se distingue tanto del idealismo como del materialismo y es, al mismo tiempo la verdad unificadora de ambos” (Manuscritos, pg.194).
La producción de la vida tanto de la propia en el trabajo como de la ajena en la procreación, se manifiesta inmediatamente como una doble relación -de una parte como una relación natural, y de otra como una relación social-; social, en el sentido de que por ella se entiende la cooperación de diversos individuos, cualesquiera que sean sus condiciones de cualquier modo y para cualquier fin. De donde se desprende que un determinado modo de producción o una determinada fase industrial lleva siempre aparejado un determinado modo de cooperación o una determinada fase social, modo de cooperación que es, a su vez, una “fuerza productiva”; que la suma de las fuerzas productivas accesibles al hombre condiciona el estado social y que, por tanto, la “historia de la humanidad” debe estudiarse y elaborarse siempre en conexión con la historia de la industria y del intercambio.
Se manifiesta por tanto ya de antemano una conexión materialista de los hombres entre sí, condicionada por las necesidades y el modo de producción y que es tan vieja como los hombres mismos; conexión que adopta constantemente nuevas formas y que ofrece, por consiguiente una “historia” aun sin que exista cualquier absurdo político o religioso que también mantenga unidos a los hombres (Marx, Engels, La ideología alemana pgs.30-31 y 40).
Para el marxismo la historia no es ni “una colección de hechos muertos”, como lo es para los empiristas, ni “una acción imaginaria de sujetos imaginarios” según la interpretó el idealismo. (La ideología alemana pg.27). La historia se reduce en último término para el marxismo a la sucesión de los diferentes modos de producción, al “proceso real de producción”. Sobre la estructura de este proceso y las categorías o conceptos son los que Marx lo analiza, seguramente el texto más breve y completo sea el Prólogo a la Contribución a la crítica de la economía política en la que Marx dice que: “en la producción social de su vida, los hombres traban determinadas relaciones necesarias, independientes de su voluntad, relaciones de producción que corresponden a un determinado estadio de desarrollo de sus fuerzas productivas materiales. La totalidad de estas elaciones de producción constituye la estructura económica de la sociedad, la base real sobre el cual se levanta una sobre estructura jurídica y política a la que corresponden determinadas formas sociales de conciencia. El modo de producción de a vida material determina el proceso de la vida social, política, y espiritual en general. No es la conciencia del hombre la que determina su ser, sino, a la inversa, su ser social el que determina su conciencia. En un determinado estadio de su desarrollo las fuerzas productivas materiales de la sociedad entran en contradicción con las relaciones de producción existentes o, por usar la equivalente expresión jurídica con las relaciones de propiedad dentro de las cuales se habían movido hasta entonces. De formas de desarrollo que eran las fuerzas productivas, esas relaciones mutan en trabas de las mismas. Empieza entonces una época de revolución social”.
Con la alteración del fundamento económico se subvierte más rápida o más lentamente toda la gigantesca sobreestructura. En la consideración de estas conmociones hay que distinguir siempre entre la transformación material de las condiciones económicas de la producción, las formas jurídicas, políticas, religiosas, artísticas o filosóficas, en suma ideológicas, en las cuales los hombres toman conciencia de este conflicto y lo dirimen.
Del mismo modo que no se puede juzgar a un individuo por lo que él se imagina ser, así tampoco es posible juzgar una tal época de transformación por su conciencia, sino que hay que explicar esa conciencia por las contradicciones de la vida material, por el conflicto existente entre las fuerzas productivas sociales y las relaciones de producción. Una formación social no sucumbe nunca antes de que se hayan desarrollado todas las fuerzas productivas para las cuales es suficientemente capaz, y nunca aparecen en su lugar nuevas relaciones de producción superiores antes de que sus condiciones materiales de existencia se hayan incubado en el seno de la vieja sociedad misma. Por eso la humanidad no se plantea nunca sino tareas que puede resolver, pues bien considerado, se hallará siempre que la tarea misma no surge sino cuando las condiciones materiales de su solución están ya presentes o, al menos, en proceso de devenir.
A grandes rasgos se puede decir que los modos de producción asiático, antiguo, feudal y burgués moderno, son épocas progresivas de la formación social económica. Las relaciones de producción burguesas son la última forma antagónica del proceso de producción social, antagónica no en el sentido de antagonismo individual sino en el de un antagonismo que nace de las condiciones sociales de vida de los individuos; pero las fuerzas productivas que se desarrollan en el seno de la sociedad burguesa producen al mismo tiempo las condiciones materiales de la solución de ese antagonismo. Por eso, la prehistoria de la sociedad humana termina con esta formación social. (Marx, o.c., págs. 37-38 y traducción en castellano del libro de Korch, Kart Marx, edición cit. Pags. 173-174)
La concepción materialista de la historia consiste en exponer el proceso real de producción, partiendo para ello de la producción material de la vida inmediata, y en concebir la forma de intercambio correspondiente a este modo de producción y engendrada por él, es decir, la sociedad civil en sus diferentes fases, como el fundamento de toda la historia, presentándola en su acción en cuanto estado y explicando en base a ella todos los diversos productos teóricos y formas de la conciencia, la religión, la filosofía, la moral, etc., así como estudiando a partir de esas premisas su proceso de nacimiento, lo que naturalmente, permitirá exponer las cosas en su totalidad (y también por ello mismo, la acción recíproca entre estos diversos aspectos).
No se trata de buscar una categoría en cada período como hace la concepción idealista de la historia, sino de mantener siempre sobre el terreno histórico real, de no explicar la práctica partiendo de la idea se explicar las formaciones ideológicas sobre la base de la práctica material, por donde se llega consecuentemente, al resultado de que todas las formas y todos los productos de la conciencia no brotan por obra de la crítica espiritual, mediante la reducción a la “autoconciencia”, o la transformación en “fantasmas”, “espectros”, “visiones”, etc., sino que solo pueden disolverse por el derrocamiento práctico de las relaciones sociales reales, de que emana estas quimeras idealistas; de que la fuerza propulsora de la historia, incluso la de la religión, la filosofía, y toda otra teoría, no es la crítica sino la revolución.
Esta concepción revela que la historia no termina disolviéndose en la “autoconciencia” como el “espíritu del espíritu” sino que en cada una de sus fases se encuentra un resultado material, una suma de fuerzas de producción, una relación históricamente creada con la naturaleza y entre uno y otros individuos, que cada generación transfiere a la que le sigue, una masa de fuerzas productivas, capitales y circunstancias, que aunque de una parte sean modificadas por la nueva generación, dicta a esta, de otra parte sus propias condiciones de vida, y le imprimen un determinado desarrollo, un carácter especial; de que, por tanto, las circunstancias hacen al hombre en la misma medida en que este hace a las circunstancias.
Esta suma de fuerzas de producción, capitales y formas de intercambio social, con que cada individuo y cada generación se encuentran como con algo dado es el fundamento real de lo que los filósofos se representan como la “sustancia” y la “esencia del hombre”, elevándolo a apoteosis y combatiéndolo. (Marx, Engels, La ideología alemana, pgs 40-41).
Las tres tesis centrales de la concepción materialista de la historia son:
1. El factor o la estructura determinante de la historia lo constituye la relación entre las fuerzas productivas y las relaciones de producción. La historia consiste en último término en el proceso real de la producción material de la vida. El motor de la historia es, pues, la contradicción entre las fuerzas productivas y las relaciones de producción, o lo que vendría a ser lo mismo, la lucha de clases. “La historia de toda sociedad existente hasta hoy, escribe Marx en el Manifiesto Comunista, es la historia de la lucha de clases”.
2. En la historia, y en la determinación y configuración de su desarrollo y proceso, se da una peculiar relación entre la “infraestructura” (el fundamento económico) y la “supraestructura”. Frente a la tesis que vendría a sostener que el fundamento económico determina sin más el proceso histórico, así como también la supraestructura, que no sería entonces sino un reflejo automático de la infraestructura (tesis que podría denominarse economicista), en verdad para el marxismo se da una relación dialéctica entre la infra y la supraestructura, si bien el fundamento económico constituye, en última instancia, e principio de explicación. Así pues decir sin más que “el factor económico es el único determinante” es “una frase vacua, abstracta y vacía” (Engels, Carta a Bloch de 21-11-1890).
3. El vector o fin al que se dirige la historia es la desaparición de las clases y la instauración del comunismo. La sociedad sin clases y comunista, al que al parecer tiende y marcha la historia (marcha que será acelerada mediante la acción del proletariado), vendrá a acabar con las alienaciones y permitirá la realización total del hombre.
En base a esta tesis (y aceptada en esta formulación) no sin fundamento, algunos autores han visto en el marxismo una “metafísica de la historia”y, en cualquier caso, una instancia utópica.
La utopía no tiene aquí un significado “negativo”, sino que más bien juega un papel importante en la concepción marxista del mundo, hasta el punto en que Enest Bloch (filósofo marxista) ha llegado a hacer de la utopía y de la esperanza una disposición estructural-constitutiva del hombre. “El contenido esencial de la esperanza –escribe Bloch- no es la esperanza, sino, en tanto que aquel no permite fracasar a esta, es existencia sin distancia, presente . Utopía labora solo por razón del presente a alcanzar, y por eso el presente que se encuentra la final, como la falta de distancia finalmente querida, salpicando todas las distancias utópicas. Precisamente por que la conciencia utópica no se deja alimentar con lo malo existente, precisamente porque es necesario el telescopio de mayores distancias para ver la estrella real Tierra, y porque le telescopio se llama utopía concreta: por eso precisamente la utopía no pretende una distancia eterna del objeto sino que desea más bien, coincidir con él como un objeto que ya no es ajeno al sujeto”. (Bloch El principio de la esperanza, Aguilar, Madrid, 1977, volumen 1, pags 311-312)
2. ¿Cómo definieron Durkheim y Mauss los lineamientos de
una ciencia de las sociedades?
“Frente a las doctrinas prácticas, nuestro método permite y requiere la independencia. La sociología así entendida no será ni individualista, ni comunista, ni socialista, en el sentido que se da vulgarmente a estas palabras. Por principio, ignorará estas teorías a las que no podría reconocer un valor científico puesto que no tienden directamente a expresar los hechos sino a reformarlos. Esto no significa que la sociología tenga que desisteresarse de las cuestiones prácticas [...] La sociología vuelve a encontrar necesariamente estos problemas al final de sus investigaciones [...] El papel de la sociología desde este punto de vista debe consistir en liberarnos de todos los partidos, no tanto oponiendo una doctrina a las doctrinas como haciendo a los espíritus adoptar una actitud especial que sólo la ciencia puede dar debido al contacto directo con las cosas. Sólo ella pueda enseñar a tratar con respeto, pero sin fetichismo, las instituciones históricas, cualesquiera que sean, haciéndonos sentir, a la vez, lo que tienen de necesario y de contingente, su fuerza de resistencia y su infinita variabilidad. [...] Nuestro método es objetivo. Está completamente dominado por la idea de que los hechos sociales son cosas y deben ser tratados como tales” [ E. Durkheim , Las reglas del método sociológico, 1895]
En Las reglas del método sociológico Durkheim pone en práctica la tarea que considera que debe ser la principal de todos los teóricos de la sociedad de su época si quieren avanzar en su conocimiento de los fenómenos sociales: dotar a sus estudios de un método científico propio.
Su labor con respecto a la sociología es muy parecida, como él mismo afirma, a la realizada por Descartes con respecto a las ciencias naturales: eliminar los prejuicios morales, religiosos o psicológicos, de tal modo que los elementos de estudio- la sociedad y sus componentes- puedan ser analizados y entendidos como cosas, como objetos independientes de instancias psicológicas o divinas. Para ello Durkheim se enfrenta a la tendencia de los sociólogos de su época a implicarse en el objeto de estudio por cuestiones morales, políticas, etc., y a asumir nociones precientíficas, comunes sin un análisis crítico .
La función que otorga Durkheim a la ciencia social es esencialmente conservadora: la ciencia social debe dedicarse a comprender la sociedad buscando lo permanente en medio del cambio, es decir, relaciones causales y fenómenos regulares, para así establecer leyes que permitieran predecir los procesos de cambio y fortalecer los vínculos sociales (instituciones y creencias).
En el texto se explica, precisamente, la piedra angular de su método sociológico, la clave para que éste consiga los objetivos que Durkheim marca: tratar los fenómenos sociales como objetos:
"Consideramos los hechos sociales como cosas, pero como cosas sociales. El tercer rasgo característico de nuestro método es el de ser exclusivamente sociológico. Con frecuencia ha parecido que estos fenómenos, a causa de su gran complejidad, o bien eran refractarios a la ciencia, o bien no podían entrar en ella más que reducidos a sus condiciones elementales, sean físicas, sean orgánicas, es decir, despojados de su naturaleza propia. Nos hemos dedicado, por el contrario, a establecer que era posible tratarlos científicamente sin quitarles nada de sus caracteres específicos. Incluso nos hemos negado a identificar esta inmaterialidad sui generis que los caracteriza con la ya compleja de los fenómenos psicológicos; con mayor razón nos hemos prohibido subsumirla, como la escuela italiana, en las propiedades generales de la materia organizada. Hemos hecho ver que un hecho social sólo se puede explicar por otro hecho social y al mismo tiempo hemos mostrado cómo es posible este tipo de explicación, señalando el medio social interno como el motor principal de la evolución colectiva. Por lo tanto, la sociología no es aneja de ninguna otra ciencia; es ella en sí misma una ciencia distinta y autónoma; el sentimiento de los que tiene de especial la realidad social es incluso tan necesario al sociólogo que sólo una cultura especialmente sociológica puede preparar para la comprensión de los hechos sociales. "
Se aprecia en el texto el motivo de la importancia que otorga Durkheim a la definición del hecho social: que existe un paralelismo entre la institución de la sociología como una ciencia y la consideración del hecho social como una cosa, entre método y objeto. De este modo, lo primero que encontramos en el texto es la alusión a la autonomía tanto de los hechos sociales como de la propia sociología.
La independencia del hecho social hay que entenderla en dos sentidos: con respecto al observador y con respecto a otro tipo de fenómenos.
La posibilidad de separar a la sociedad del científico que la estudia, es una reivindicación de Durkheim en contra, por un lado, del moralismo que considera indigno considerar las sociedades, formadas por relaciones humanas, como un objeto semejante a los objetos naturales; y, por otro, de la estrecha vinculación de las escuelas sociológicas con intereses de clase, expresados por medio de partidos políticos. Ambas cosas impedían, según Durkheim, el avance de la sociología, que se perdía en meras especulaciones. Esto era debido a que, dadas ambas tendencias, la observación empírica era casi inexistente o, en caso de existir, se realizaba colofón, como demostración de una teoría preconcebida y nunca como base para desarrollarla. Por todo ello, Durkheim va a empeñarse en demostrar que sí puede hacerse ciencia sobre la sociedad: del mismo modo que, en siglos pasados, muchos se habían resistido a cosificar y cuantificar los fenómenos naturales por considerarlos imbuidos de una esencia propia o bien por su condición de obra divina, ahora muchos se resistirán a tratar los productos de la acción humana como entes diferenciados totalmente de este.
La segunda de las observaciones de Durkheim va dirigida contra otra de las tendencias que también hace peligrar la constitución de la sociología como ciencia autónoma: la de estudiar los fenómenos sociales desde el paradigma de otras ciencias, entendiendo que el hecho social no es sino una manifestación más compleja de otro tipo de hechos (psicológicos o físicos, sobre todo). Este es el caso de Comte y sus epígonos, que analizaban los hechos sociales desde el marco conceptual de la física, dando forma a lo que denominaban la "física social". Es sobre todo contra el psicologicismo en sociología contra lo que batalla Durkheim al caracterizar el hecho social. Por un lado, la inmaterialidad que caracteriza tanto a ciertos fenómenos sociales (como creencias, corrientes de opinión...) como a los fenómenos psicológicos no es suficiente para establecerlos dentro de un mismo tipo de fenómenos, ya que los hechos sociales poseen, además, otras características incompatibles con la interioridad e individualidad de lo psicológico: no son un producto de una entidad psicológica individual, de una mente, ya que no pueden ser modificados a voluntad por ella; son coercitivos, ya que ejercen una presión social (que puede convertirse, finalmente, en una presión psicológica) sobre el individuo, existen castigos inherentes a su cumplimiento, sean regulados conforme a derecho o no. Así, los fenómenos sociales no son hechos psicológicos generalizados sino que, muy al contrario, son generales precisamente por su condición de hechos sociales. Además son producto de y afectan a una colectividad, un grupo social, lo que supone un impedimento más para identificarlos con los hechos psicológicos, individuales.
Toda esta reflexión acerca de la naturaleza del hecho social permite a Durkheim afirmar la necesidad inequívoca de una ciencia nueva y autónoma que estudie los fenómenos sociales con todas sus características, para lo que es preciso elaborar un método científico específico para ella. Este método debe basarse principalmente en la observación empírica del carácter externo de los hechos sociales, de su manifestación externa y visible, para, posteriormente, elaborar enunciados científicos que expresen de forma concisa los datos recopilados.
LAS REGLAS DEL METODO SOCIOLÓGICO
CARACTERISTICAS DEL HECHO SOCIAL
• Los hechos sociales son externos al hombre
• Existencia de la coerción social
REGLAS PARA LA OBSERVACION DE HECHOS SOCIALES:
• Los hechos sociales deben ser considerados como cosas;
• Evitar todas las prenociones;
• Reconocer los hechos de una manera rigurosa y evitar los juicios de valor.
REGLAS PARA LA EXPLICACION DE LOS HECHOS:
• Es un error asociar descripción con explicación; la explicación es la búsqueda de la causa eficiente.
• La vida social no es la extensión del ser individual, el impulso externo al que un individuo se somete, no puede venir de dentro de él por lo cual debemos buscar explicar vida social en la naturaleza de la sociedad.
• El todo no es idéntico a la suma de sus partes, la sociedad no la suma de individuos sino, un sistema formado por la asociación de individuos en la cual los actos del grupo son diversos a aquellos que realizarían sus miembros si fueran aislados.
REGLAS DEL METODO DEL CONOCIMIENTO:
• Las maneras de pensar habituales son contrarias al conocimiento científico (simplismo); se debe extender el racionalismo científico a las ciencias sociales.
• Los hechos sociales son cosas con el mismo derecho que las cosas materiales.
REGLAS PARA ESTABLECER LA NORMALIDAD DE LOS FENÓMENOS:
• Un hecho social es normal, respecto a un tipo social y una fase de desarrollo dadas cuando está presente en la fase correspondiente de su evolución.
• Se puede verificar los resultados del método mostrando que la generalidad del fenómeno está limitada a con las condiciones generales de la vida colectiva del tipo social consideradas.
• Esta comprobación es necesaria cuando el hecho en cuestión ocurre en una especie social que no ha alcanzado todavía el curso lleno de su evolución.
CLASIFICACION DE TIPOS SOCIALES
• No es posible sólo instituir las leyes de la ciencia después de repasar todos los hechos que ellos expresan pues, existen demasiados hechos variados por lo cual es necesario sustituir un número limitado de tipos para la multiplicidad indefinida de individuos lo cual demanda la preexistencia del conocimiento que a la vez generará uno nuevo.
• Clasifica los grupos sociales según el grado de complejidad en organización que ellos representan.: el grupo más simple es el la horda; el clan es un compuesto de hordas, y el estado de la ciudad es un agregado de clanes. Dentro de estos tipos, uno puede distinguir entre los grupos por el nivel de integración de sus subalterno-grupos, sin embargo, el más complejo grupo social es, el menos definido sus contornos.
LAS CLASES DE SOLIDARIDAD
• SOLIDARIDAD MECANICA, o por semejanza, es una solidaridad por similitud que se da en las sociedades en las que los individuos difieren poco entre si, hay poca división del trabajo social, se adhieren a los mismos principios y valores. .
• SOLIDARIDAD ORGANICA: Se presenta en forma directamente proporcional a la complejización de la sociedad.