La LEGITIMIDAD

LEGITIMIDAD

Habermas ubica la legitimidad en el procedimentalismo, en la búsqueda de argumentaciones y consensos.
En Hegel es el reconocimiento de la consciencia libre del otro donde se constituye la legitimidad.
En Kymlicka la legitimidad demanda del reconocimiento de las minorías étnicas y raciales, de la aceptación de la existencia de lo diferente y lo diverso y de la construcción de escenarios en los cuales se logre alcanzar una convivencia sea como resultado del diálogo o por “modus vivendi”.
MacKinnon ve como única posibilidad de legitimidad la construcción de un orden que evada la visión masculina y que incorpore a la mujer en igualdad de condiciones.
Tocqueville ve en la propia democracia, en base a sus múltiples cualidades y dentro de ellas la libertad, la igualdad de oportunidades y el ejercicio de las mayorías, la fuente misma de legitimidad de este sistema.
San Agustín funde lo legal y lo legítimo. La ley es la Ley de Dios y a ella deben acogerse libremente todos los hombres.
Platón encuentra la legitimidad desde la razón; Aristóteles por su parte la ubica como resultado de la ley y la justicia; Hobbes lo hará al interior del contrato de forma similar a todos aquellos que se ubican en la teoría contractualista.
Maquiavelo parecería ubicar la legitimidad, como reconocimiento de legítimo, como resultado de la voluntad, la virtud, la prudencia y las múltiples máscaras (apariencia) del soberano.
En Gramsci es el consenso y el diálogo lo que construye la hegemonía como base de legitimidad del orden político.
Habermas ubica la legitimidad en el procedentalismo, en un proceso de deliberación que se va en la búsqueda de argumentaciones y de consensos.
En Webber la legitimidad en el caso de la dominación racional es el resultado de la creencia en la legalidad de las instituciones, la burocracia y la observancia de la ley.