Soc-WEBER-El Político y el Científico

MAX WEBER
EL POLITICO Y EL CIENTIFICO

CONTROL DE LECTURA
SOCIOLOGIA / LUCIANA ALBAN COBOS / SEGUNDO AÑO


1. PODER
Es la capacidad de incidir, de participar racionalmente en la toma de decisiones de la cosa pública sobre los asuntos del Estado.
2. POLITICA
Por política entenderemos en el caso del texto, a la dirección o a la influencia sobre la dirección de una asociación política, es decir en nuestro tiempo, de un Estado
Política significará pues, para nosotros, la aspiración (streben) a participar en el poder o a influir en la distribución del poder entre los distintos estados, o dentro de un mismo estado, entre los distintos grupos de hombres que lo componen.
Quien hace política aspira al poder; al poder como medio para la consecución de otros fines (idealistas o egoístas) o al poder "por el poder", para gozar del sentimiento de prestigio que el confiere.
Se puede hacer política como político "ocasional", como profesión secundaria o como profesión principal, exactamente lo mismo sucede en la actividad económica.
Hay dos formas de hacer de la política una profesión. O se vive "para" la política o se vive "de" la política.
La política puede ser "honoraria" y entonces será regida por personas que llamaríamos "independientes", es decir, ricas, y sobre todo rentistas; pero si la dirección política es accesible a personas carentes de patrimonio, éstas han de ser remuneradas.
La transformación de la política en una empresa, hizo necesario la preparación metódica de los individuos por la lucha del poder, y sus métodos como la que llevaron a cabo los partidos políticos modernos, determinó la división de los funcionarios en dos categorías bien distintas aunque no tajantes: funcionarios profesionales, de una parte, y "funcionarios políticos" de otra.
La importancia de los abogados en la política occidental no es casual, pueden hacer triunfar un asunto apoyado en argumentos lógicos débiles y en este sentido "malo" convirtiéndolo así en un asunto técnicamente "bueno". La política actual se hace, cada vez más, de cara al público y, en consecuencia, utiliza como medio la palabra hablada y escrita. Pesar las palabras es tarea central y peculiarísima del abogado.
Puede decirse que son tres las cualidades decisivamente importantes para el político: pasión, sentido de la responsabilidad y mesura.

3. ESTADO
Un Estado es solo definible sociológicamente por referencia a un medio específico que él, como asociación política, posee: la violencia física.
La violencia no es, naturalmente, ni el medio normal ni el único de que el Estado se vale, pero si su medio específico.
Estado es aquella comunidad humana, que dentro de un determinado territorio ( el territorio es elemento distintivo), reclama (con éxito) para sí el monopolio de la violencia física legitimada.
El Estado es una relación de dominación de hombres sobre hombres, que se sostiene por medio de la violencia legítima (es decir, de la que es vista como tal). Para subsistir necesita, por tanto, que los dominados acaten la autoridad que pretenden tener quienes en ese momento dominan, para ello existen tres tipos de justificaciones internas, de fundamentos de la legitimidad de una dominación.
1. El "eterno ayer", la costumbre o lo tradicional,
2. La gracia (carisma) personal y extraordinaria y,
3. La legitimidad basada en la legalidad, en la creencia de la validez de preceptos legales y en la "competencia" objetiva fundada sobre normas racionalmente creadas.
El Estado moderno es una forma de asociación de dominación con carácter institucional que ha tratado, con éxito, de monopolizar dentro de un territorio la violencia física legítima como medio de dominación y que, a este fin, ha reunido todos los medios materiales en manos de su dirigente y ha expropiado a todos los funcionarios estamentales que antes disponían de ellos por derecho propio, sustituyéndolos con sus propias jerarquías supremas.

4. CIENCIA
Nada tiene valor para el hombre en cuanto hombre si no puede hacerlo con pasión. Sin embargo por profunda que sea esta no es sino una condición previa de lo que si es decisivo: la "inspiración".
Para llegar a producir algo valioso en uno u otro lugar es necesario que al hombre se le "ocurra algo". La ocurrencia de un aficionado puede tener el mismo o mayor alcance científico que la de un especialista.
La ocurrencia no puede sustituir al trabajo, como este a su vez no puede sustituir ni forzar la ocurrencia, como no puede tampoco hacerlo la pasión. Trabajo y pasión si pueden en cambio, provocarla, sobre todo cuando van unidos, pero ella viene cuando quiere y no cuando queremos nosotros.
Una obra artística que esté "lograda" no podrá ser superada. En la ciencia, por el contrario, todos sabemos que lo que hemos producido habrá quedado anticuado dentro de diez o de veinte o de cincuenta años.
No podemos trabajar sin la esperanza de que otros han de llegar más allá de nosotros, en un progreso que, en principio, no tiene fin. Llegamos así al problema del "sentido" de la ciencia.
Todo trabajo científico tiene otro supuesto necesario, el de que el resultado que con él se intenta obtener es "importante", en el sentido de que es "digno" de ser sabido. La estética no se pregunta si deben o no haber obras de arte.
La ciencia proporciona conocimientos sobre la técnica que, mediante la previsión, sirve para dominar la vida, tanto las cosas externas como la propia conducta de los hombres, proporciona métodos para pensar, instrumentos y disciplina para hacerlo, una ulterior aportación de la ciencia es la "claridad".
El hecho de que la ciencia es hoy una "vocación" que se realiza a través de la especialización al servicio de la toma de conciencia de nosotros mismos y del conocimiento de determinadas conexiones fácticas, constituye un dato de nuestra situación histórica del que no podemos olvidarnos si queremos ser fieles a nosotros mismos.
El destino de nuestro tiempo, racionalizado e intelectualizado y, sobre todo, desmitificador del mundo, es el de que precisamente los valores últimos y más sublimes han desaparecido de la vida pública y se han retirado, o bien al reino ultraterreno de la vida mística, o bien a la fraternidad de las relaciones inmediatas de los individuos entre sí.

5. ETICA Y POLITICA

¿Cuál es la verdadera relación entre ética y política? ¿No tienen nada que ver la una con la otra, como a veces se dice? ¿O es cierto, por el contrario, que hay una "sola" ética, válida para la actividad política como para cualquier otra actividad?.
Quien a hierro mata a hierro muere, ... el Sermón de la montaña, ... da a los pobres cuanto tienes, todo, ... poner la otra mejilla, es una ética de la indignidad, salvo para los santos.
La ética acósmica nos ordena "no resistir el mal con la fuerza", pero para el político lo que tiene validez es lo opuesto: has de resistir el mal con la fuerza, pues de lo contrario te haces responsable de su triunfo.
Quien quiera obrar conforme a la moral del evangelio debe abstenerse de participar en una huelga.
La ética absoluta nos impone decir la verdad sin condiciones. El político se dará cuenta de que obrando así no se ayuda a la verdad, sino que, por el contrario, se la oscurece con el abuso y el desencadenamiento de las pasiones.
La ética absoluta no se pregunta siquiera por las consecuencias. Con ello llegamos a un punto decisivo. Tenemos que ver con claridad que toda acción éticamente orientada puede ajustarse a dos máximas fundamentalmente distintas y opuestas: puede orientarse conforme a la "ética de la convicción" o conforme a la "ética de la responsabilidad". Responsabilidad y vocación no deben entenderse como términos absolutamente opuestos, sino elementos complementarios que han de concurrir para formar al hombre auténtico, al hombre que puede tener vocación política.